No puedo evitar una sonrisita picarona
mientras escribo estas líneas. Cuantas veces he oído esta frase, casi siempre
de boca de quien piensa que el pasado fue mejor. Eso sí, desde la barrera o
desde el corral al que no llegan los zorros, por supuesto. Ahí, escondititos, agachando la cabeza,
levantándola ante Dios y ante el que ha sido nombrado por la “Gracia del
Creador” y apretando bien las alas, no
vaya a ser que las abran demasiado y se escape alguna pluma de esas que cantan:
“son las cosas de la vida, son las cosas del querer…”
“Con las patas colgando” se hubiera
quedado Paquito si decide despertar de su eterno descanso y descubre a José
Gallego, un abuelete de 72 años, tachando los símbolos de los años de gloria
del ilustre generalísimo.
Escalera en mano, José se adentró en la
iglesia de su pueblo para hacer cumplir con la Ley de la Memoria Histórica. De
piedra se debió quedar el pobre policía que pilló in fraganti a tan peculiar
grafitero.
Si Franco levantase la cabeza cuántas
cosas cambiarían…
No hay comentarios:
Publicar un comentario