Llevo
varios días cantando canciones mentales. Es decir, sin sacar el sonido de mi
mente (jajaja), solo cantando cosas que me vienen a la cabeza. Y como no paro
de ver canales infantiles del estilo Baby TV, me acuerdo mucho de mi infancia. No
sé si será el calor de estos días o la morriña de los años que no volverán. Lo
cierto es que, aunque no todo tiempo pasado fue mejor, ahora le ha dado a todo el mundo por recordar
los años 80, la EGB, los viejos juguetes… Yo tenía muchas Nancys y también
recuerdo una muñeca que se llamaba Darling. Esta última me la regalaron unos
Reyes Magos despistados que no encontraron la Barbie. Así es que, para modernizarla,
terminó con el pelo corto y con muñones por pies para hacerlos más chiquititos
y femeninos (pobre Darling).
La
cosa es que, recordando viejas canciones, he llegado a flipar y a “colgarme de
mis patas” mientras las analizaba. Os pongo un ejemplo:
“Al pasar la barca..
Me dijo el barquero,
Las niñas bonitasss,
No pagan dinero.
Yo no soy bonitaaa
Ni lo quiero ser,
Porque las bonitas
SE ECHAN A PERDER”
Supongo que el autor o
autora de esta original letra rompía espejos con su imagen o estaba muy
amargado por la sombra de una guapa. Lo cierto es que no recuerdo a nadie que
saliera traumatizado de aquellos juegos, pero no me parece bien clasificar a
las niñas en “pilinguis” o “triunfadoras” por el simple hecho de ser “bonitas”. Además, ¿para qué padres su niña no es la más
bonita del mundo? Pues sepan todos, que según esta canción, su linda bebé está
destinada al fracaso. Eso sí, “montar en barca” le saldrá gratis.
Para terminar, os dejo
el párrafo de otra canción sin desperdicio. Una pista: al final el animal
sobrevive, aunque menudo sufrimiento y lo alegre que la cantábamos…
“Se ha roto seis
costillas
el espinazo y el rabo,
marramiau, miau, miau,
miau,
el espinazo y el rabo”.
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