A falta de siete minutos para la gran
final de los 100 metros lisos, todo estaba preparado en casa: televisión, cervecita,
picoteo y concentración.
- “shuuuuu,
calla, calla… a ver qué dicen”. Como si
las palabras fueran a competir o hicieran más veloces a los atletas.
- “Qué
más da… lo importante es la imagen. No nos pongamos nerviosos que, como todo lo
bueno, esto se resolverá en menos de 10 segundos, jajajaja”
Y allí estábamos, esperando
impacientes la presentación de cada una de esas máquinas súper humanas de las
zancadas. Y entonces, caí en la cuenta de que estaba sola. Mi compañero había
volado, literalmente, hacia la habitación del bebé; quizás en un intento de
imitar a uno de sus ídolos, Usain Bolt. Y allí estaba, quieto, como una
estatua. Lo miré a través de la “cámara espía de bebés” y pude observar que le
había puesto el “tute”.
- “¿Cuándo se le ha caído?”, pensé. Y
seguí mirando.
Entonces, vi como se acurrucaba detrás de
una mesilla, agazapado en el suelo,
intentado salir sin levantar sospechas en la tropa enemiga, que en ese momento
era un bebé de menos de dos años.
3 minutos para la final ¡qué nervios!
- “ Bien” grité.
Mi “marine” ha conseguido salir de la “habitación
del pánico” y baja saltando de cuatro en cuatro los escalones. Con la
respiración aún acelerada, mira
fijamente a la cámara que tengo en la mano. Nuestro competidor es listo, se ha sentado
sobre la cama y mira a su alrededor. Quizás, pensando que hace un rato papá
estaba jugando a los soldados. Pero él sabe que es hora de dormir y vuelve a
tumbarse abrazado a su ranita.
Y justo entonces, llegó el segundo
final de espera. “Patas arriba, abajo, a
los lados”. Esta vez no colgaban porque intentaban correr, tensarse, sentir la
emoción del campeón.
- “ ¡Qué grandes!!” Grité. Increíble
Usain Bolt.
Desde luego que estáis en forma, el pequeño atleta os hace pasar por varias fases propias de los grandes deportistas: preparación física (sube y baja, cambios constantes de ritmo, velocidad de reacción.....), preparación mental (plena concentración en la cámara, sin olvidar controlar los ruidos externos que pueden o no provenir de acompañantes asombrados por las peripecias del joven deportista.....). Bueno ni que decir de esos momentos de competición buscando con rapidez el agua..agua... o preparando el QUÉ RICO . En fin, a seguir entrenando porque el peque cada vez coge más fuerza, velocidad, resistencia...para quedar a dos velas a sus seguidores. UN BESO. ME HA ENCANTADO LUNA.
ResponderEliminarTú, mejor que nadie, sabes lo que nos entrenamos,jajaja De aquí, directos a los JJ.OO. de Brasil. Gracias por pasarte por el blog. Un abrazo.
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