jueves, 14 de marzo de 2013

El gamusino.

Hace unos días, le regalaron un peluche a Hugo, mi pequeño hombrecito. Cuando nos lo enseñó, preguntó curioso: "papá, ¿qué es esto?". Y entonces, desde la cocina, escuché que su padre le decía: "es un gamusino"

Antes de que pudiera digerir lo que acaba de escuchar, tenía a mi niño en la cocina emocionado y gritando entusiasmado: "mira mamá, qué chulo, ¿verdad?, es un gamusino". 

Tan contento está con tener un peluche único en el mundo, que hasta por las noches duerme con él, a pesar de que a penas ocupa unos centímetros de su pequeña mano. Debe ser el primer niño que consigue hacerse con un gamusino. 

Y claro, como es tan pequeñito y escurridizo (posiblemente porque quiera volver a su legendario anonimato), aprovecha la oscuridad para intentar desaparecer. Es entonces cuando, en mitad de tu mejor sueño, un llanto infantil te despierta y una vocecilla entrecortada te dice: "mamá, no encuentro a mi gamusino".

Veinte minutos después y con la tenue luz del móvil, consigues localizar al bichejo escondido entre las sábanas. Volvemos a la habitación, con las "patas colgando" de la risa contenida. 

"Cuando seas padre, buscarás gamusinos", le digo a mi chico después de nuestra agotadora cacería.

3 comentarios:

  1. Ohhhh, me en can ta mucho! :))))

    Qué tierno, que tierno es Hugo :***

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  2. ;) síii, jajaja Es un solete. Una pena que con los años perdamos parte de esa inocencia infantil, es tan bonita... :D Bss.

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