martes, 23 de octubre de 2012

“Gran hermano porno” by Nacho Vidal (2º parte)



“Con las patas colgando” se quedó más de uno ante la llegada del “Gran Hermano Porno” que estaba preparando Nacho Vidal. Sin duda, un reality que dará mucho que hablar: abogados, jueces, periodistas, políticos… Ahora sí que todos estarán atentos al estreno del gran show del hombre que “mejor la sabe meter” de España y de la China. Y si no, que se lo digan a la treintena de detenidos que aún siguen despertando en la celda de alguna prisión por su presunta implicación en la “Operación Emperador”.
  
      - “le han dejado libre porque se va a fornicar en público a todo un harén…”, será la explicación de los abogados.

     No sé cómo podría decirse en chino en plan chiste español:  “si tu pene glande sél, en la cálcel no metel”.

Pero lo cierto es que la cosa tiene guasa. Sea como fuere, todos los miembros de un caso son inocentes hasta que se demuestre lo contrario; y éste tiene tal prestigio, que hay que tratarlo con cautela. De momento veremos a Vidal brindándonos a todos su mejor corrida:

-       “Va por ustedes”, dirá antes de meter su más famosa estocada.

viernes, 19 de octubre de 2012

A los "molinos de viento".




Vivimos tan atemorizados que hasta el canto de un pájaro nos parece el “silbido en clave” de algún espía; tal vez del vecino de al lado que últimamente se muestra muy callado y distante, como si ocultara algo. Y para colmo de males, los Mayas y el fin del mundo rondan por nuestras cabezas con extraña incredulidad. Nadie quiere apostar nunca por las malas noticias. Enciendes la televisión y sólo hay crisis, manifestaciones y pobreza; además de alguna famosa alemana bien alimentada y lo último de cierto actor porno que se ha dejado embaucar por la golosa “falsificación de juguetes eróticos”. 

Inevitable es, por tanto, impedir que “el caballero andante” conquiste nuestra mente y veamos gigantes y dragones donde sólo hay bellos molinos. Eso debió pensar el pobre Colin Farmer, un desafortunado invidente cuyo bastón de apoyo fue confundido con una peligrosa espada Samurai. Dicen que fueron varios los testigos que llamaron a la policía para denunciar a aquel “gigante” que rasgaba orgulloso su “espada” contra la acera. Y de nada vale que nuestro desafortunado “molino” caminara “a pasito de tortuga”, según sus propias palabras, para encontrarse con unos amigos en un pub cercano. 

Como me encantan los molinos, los de La Mancha son espectaculares, hoy quiero dedicar mi entrada a este simpático invidente. Quizás sea huraño y fiero, pero esa tarde en lugar de abrazos recibió 50.0000 voltios de un arma eléctrica. Se quedó sin amigos y sin birras, aunque creo que recuperó su “espada Samurai”.
 
Bastón invidente y Samurai

 

martes, 16 de octubre de 2012

El "mal de olores".





Con "las patas colgando" y el estómago del revés me deja el síndrome del “mal de olores” que padezco desde la infancia. Es cierto que algunos aromas me transportan a otros tiempos, a otros lugares…, como el olor a hierba fresca recién cortada, que siempre me recuerda a Inglaterra y a un callejón estrecho, húmedo , verde y frondoso, lleno de vegetación medio salvaje que caía sobre mi cabeza arañando las vallas de las casas. También recuerdo el olor especial que tenían algunas muñecas, como las Barriguitas…, qué tiempos aquellos… El otro día, paseando por la sección de juguetes de unos grandes almacenes (me encanta darle a todos los botones y ver qué hacen, ¡peor que mi hijo!), abrí un tarrito con la imagen de Bob Esponja que contenía una especie de gelatina amarilla limón. Acerqué mi nariz y “gualá!!” que ilusión me hizo oler el Blandiblú y tocarlo un poquitín. 


     -“¡Mira!! ¡Es blandiblú!”- le dije a mi chico, que se encontraba probando el sonido de una Dora Exploradora un poco estresada.
   -“¡Blandiblúuu?!”- y se le iluminaron los ojos, cómo si hubiéramos descubierto una mina de oro, toda para nosotros. 




El “mal de olores” no me transporta en el tiempo, en los recuerdos, pero sí me trae de forma instantánea imágenes súper desagradables a la cabeza. Una especie de galería de fotográfica que, unida a la sensación de estar comiendo lo que veo en mi mente, provoca de forma automática arcadas y vómitos.  Intento superarlo cerrando todas las vías respiratorias al mismo tiempo pero, en la mayoría de los casos, el desenlace está escrito.
Dedico mi entrada a los gamberros que el sábado cenaron en casa (entre ellos, mi pareja). Lo de lanzarse una bolsa con caquita de bebé en plan “bola loca” o “patata caliente” puede ser muy divertido; sobre todo si termina estrellándose en la cara de quien empezó el juego. Espero que la cena os aprovechara, la mía se fue al fondo del wc. (Desde el cariño, mi estómago y yo. Bss).