viernes, 15 de junio de 2012

Como la Llama Olímpica...


Las relaciones son uno de los temas más comunes en las conversaciones de trabajo. Se comienza hablando de las parejas, de la forma en que os conocisteis, del tiempo que lleváis juntos y es, justo en este preciso instante de la animada charla, cuando suelen aparecer las palabras magia, fuego y sorpresa. Estos tres nombres simbolizan, para muchos, la mejor manera de mantener viva la vida en pareja. Es decir, si alguno de esos pilares se viene abajo tú relación está destinada al fracaso absoluto.

El otro día vi en televisión la Antorcha Olímpica y pensé: “vaya, una así necesitaríamos todos. Un fuego que no se apaga a pesar del largo camino recorrido y de las numerosas manos que lo han tocado”. Pero, ¿qué pasa realmente con la Antorcha Olímpica? Que yo sepa se enciende cada cuatro años, mantiene su llama en su máximo cénit durante unos meses y después, se apaga y cae en el olvido hasta cuatro años después.

Conclusión: las relaciones son pasionales, como antorchas olímpicas en su mayor momento de gloria. Todo el mundo las admira hasta que el viaje llega a su fin. Entonces, llega la monotonía, los escapes de gas (jajaja) y la falta de fuerzas para mantener la llama encendida. Pero tras la rutina siempre hay esperanzas. Con paciencia y algo de trabajo en común, la llama volverá a prender, al menos, una vez cada cuatro años. Algo es algo…

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