miércoles, 20 de junio de 2012

Y no morir en el intento...


Dicen que dar a luz es lo más bonito del mundo, una experiencia irrepetible. Incluso, hay hombres que dejarían de lado su miembro más viril por poder sentir en sus propias carnes lo que es traer al mundo a su hijo, su semillita. “Qué suerte tenéis las mujeres”, “Yo, si  pudiera, me cambiaría por ti”: son sólo algunas de las frases que se escuchan SIEMPRE que este tema centra la conversación del grupo.

A mí me encanta este modo de pensar. No hay nada mejor que ofrecerse voluntario para una operación de alto riesgo sabiendo de antemano que nunca serás el elegido para rematar la faena. Si eres hombre, “tu Dios” te ha dado un cuerpo diseñado para el placer. Dicen que el “Ser Supremo” nos creó a imagen y semejanza. Yo creo que en medio del proceso de creación “el Gran Hermano” se quedó sin creatividad. No olvidemos que tuvo que diseñar el mundo entero (con sus bacterias, sus insectos…) en tan sólo seis días. Por eso, cuando llegó el momento de crear a la sección femenina, algo debió salir mal: “bonitas curvas, sí, pero cuidado con la carrocería porque se dilatará, se agrietará y se engrasará en cuanto hagáis uso de todo su potencial”. Ésta debió ser su advertencia y no: “cuidado con la manzana. Las he puesto ahí porque sé que estás muertita de hambre”. ¿O es que acaso no sabemos todos que un ser recién creado necesita comer? Que se lo pregunten a las madres que acaban de dar a luz.

De todas formas, mis queridos hombres, tenéis razón. No hay nada comparable a un parto y sería la primera en mandar un fax al cielo para que “vuestro Dios” os concediera la posibilidad de engendrar. No es justo que no podáis sentir ese cosquilleo y esos calambrecitos cada vez que tienes una contracción. Es algo tan excepcional y  maravilloso que hasta saltas de la cama para mostrar tu alegría. Y es cierto que existe la epidural, pero una anestesia así rompe la naturalidad del parto y tu contacto con el bebé. “Parirás como tu abuela”, me dijeron a mí en un hospital público. No sé si hace dos años ya habían empezado los recortes pero… ¡qué maravillosa experiencia!! No hay nada como tener un cuerpo que no dilata (gracias Dios, me dejaste a medias) para poder vivir intensamente el deseo de tu hijo de salir al mundo. Si os pudiera transmitir lo que sentía… Y luego viene lo mejor: “¡el tijeretazo!”  Ahí, como en todo, depende de quién “gobierna” en tu habitación. En la mía debía haber alguien con un mal día. Pero no importa: cortan, cosen (sin anestesia, que hay que sentir como pasa la aguja, el hilo… qué sensación!!). Y finalmente, tienes a tu bebé. Afortunadamente, los recortes no le han afectado y tiene la suerte de ser del “equipo ganador”.

A vosotros, queridos desconocidos, os dedico este post. Los hombres que me rodean saben que la historia no terminó aquí. Pero como no quiero provocar envidias con las experiencias vividas tras un “recorte y un tijeretazo”, sólo os diré: felicidades por ser como sois, desde el corazón (y desde la “envidia cochina”) :)



4 comentarios:

  1. Muy bien dicho! Y eso que yo todavía no he dado a luz :-P

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  2. Será una experiencia maravillosa y vosotros unos padres geniales!! :)

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  3. la verdad es que si que experiencia, que bonitas palabras y que forma tan buena de describirlo.

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