viernes, 29 de junio de 2012

¡Qué calóo!!!


Deseando todo el invierno que llegue el verano, para desear todo el verano que llegue el invierno. Desde luego, los humanos somos inconformistas por naturaleza. Hoy he estado a punto de derretirme lentamente en mi despacho. No hay nada como la falta de aire acondicionado cuando han anunciado a bombo y platillo una alerta de altas temperaturas: "no salgan de casa hasta que vean aparecer a los vampiros, beban agua en abundancia y hagan uso de las fuentes públicas, se permite el remojón de cabeza".

No me extraña que en el Caribe se tomen la vida con más calma. Supongo que, con “este fresquito”, las neuronas no están para mucho trajín: “¡hey!,  vieja amiga, ¿qué vas a hacer hoy?” “Nada, archivaré aquí lo que este tío hizo ayer. ¡Tardo cinco minutos!!”.  En el fondo puede que me den envidia los caribeños. Pero bueno, supongo que desde la lejanía todo se idealiza demasiado. Recuerdo que un día una chica de un pueblecito inglés me dijo:” ¿tú vives en España? Entonces, ¿vives en una casa con piscina y siempre hace sol?” No sé en qué serie de televisión o película mostraban esa imagen de la Spain, pero nada que ver con mi realidad de entonces.

Hoy me declaro adicta del aire acondicionado. Una pequeña avería ha servido para darme cuenta de que, sin este súper invento, mis neuronas piden a gritos unas vacaciones en Alaska, ¡quiero temblar de frío! Y mientras pienso en un horizonte helado, no puedo dejar de canturrear una estúpida canción: “¡ay! qué calóo, qué calóo tengo, que guapa soy, que tipo tengo…!!!”  No entiendo cómo vas a estar mona sudada y con brillos, pero … “toma, que toma, que toma, tomaaa, que toma, que toma, tomaaa, que toma, que toma TÁAA!!!” J

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